domingo, 4 de abril de 2010
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Hace tiempo desde el blog La Hora del Te se hizo una invitación a todo aquel que quisiera participar de la confeccion de una historia en conjunto, cada uno tenia que seguir el hilo del relato y escribir una parte de lamisma. Ha sido una experiencia maravillosa que agradezco profundamente a Angel Lago Villar.
Los participantes han sido los abajo nombrados y la historia espero les guste.
Ligia , Myriam Roberto, TriniReina, mariajesusparadela, ADELFA MARTIN, bardinda, EVA MARÍA
AROBOS, Melinda, Raquel, Isabella Ros, La Pluma Anónima , alkerme , El mundo y yo, Estrella Altair , TR , tisbe, Esther, toñi , Marcia , Albino , Balovega, kalima , Dos dia en Colera , Gla
Daisy.
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-¡Ya estoy en casa!
Nadie contestó.
Vió la comida en un plato tapado para conservar su calor. Sin embargo, se sentó en su escritorio y encendió el ordenador.
Prefirió saciar su curiosidad antes que su estómago. Abrió el correo con la ilusión de un niño que rasga el papel de su regalo de Reyes, con la incertidumbre de no saber el contenido del paquete.
¡Correo nuevo!
Y era de ella ¡le había escrito!¡por fin le había escrito! y simplemente ese hecho hacía que el corazón se le saliera de tanto latir. Las manos le temblaban por lo cual se equivocó de botón y tuvo que volver a buscar el correo.
Pero ahora ya no había más: a pesar de que sólo eran letras en la pantalla del ordenador, para él era la revelación de lo que representaría su vida a partir de ese momento. De lo que ella le dijera en ese mail dependería todo. Incluso, pensó por un momento, podría ser que ya ni siquiera habría tiempo de probar el platillo que hacía un rato se empezaba a enfriar esperándolo en la mesa.
En resumen, el mail le daba por cierta una de las dos posibilidades de respuesta en las que había pensado, decía: "Tienes razón. No es posible generalizar como yo he hecho recientemente: ni todos los maestros son incomprensibles, ni todos los chiquillos son inaguantables, ni todas las mujeres son tontas, ni todos los hombres están obsesionados por todas las mujeres."
Sin embargo, así parecía que estuviera mi corazón por ti, obsesionado, por no decir enamorado de norte a sur. Y ese aire renovado que tú a portabas a mis venas, era el epicentro de todos mis suspiros, la savia que enriquecía mis raíces, la ternura que encendía las farolas de mi alma...
Tuvo que desviar la vista del correo.
Cada palabra que leía era un latido más fuerte en su corazón. A punto de estallar.
¡De repente!
El ruido de la puerta abriendose le sobresaltó.
Pequeños pasos corriendo hacia él.
¡¡¿Qué hacer?!!
No pudo llegar a hacer nada: como por arte de magia, mientras oía los pasos acercarse, la pantalla fue tornándose azulada, luego gris y finalmente negra. El ordenador seguía encendido. La pantalla, negra.
Pareciera que el hilo conductor del amor, en vez de desvanecerse,se hubiera alargado...alargado, entre la pantalla que se oscurecìa paulatinamente entregàndose confuerza, y los pasitos que se escuchaban cada vez mas cerca...una vocesita dulce, pero apremiante, gritaba...papà...papà...
Esa vocecita sin querer le devolvió a la realidad. A esa realidad que ahora tenía 8 años y se había convertido en su luz desde que su mujer falleciera. Apagó el ordenador y fue al encuentro de la pequeña.
Mientras recorría el largo pasillo, no pudo evitar el recuerdo de aquella tarde lluviosa en el frío anden de la estación, y aquél cielo plomizo que hacía juego con su gabardina; aquella fina mano de delgados y cuidados dedos que tántas y tantas veces había entrecruzado con los suyos, aquella fina mano... sacudiéndose levemente para decir adios; adios... adios? o quizá... hasta luego?
...
La niña se colgó de su cuello y le abrazó con ternura.
-Papá, ¿me dejas jugar en el ordenador?
-No, ahora no. Primero vamos a comer. Luego te prometo que nos sentaremos los dos ante el ordenador y jugaremos un rato.
Entró en la habitación la asistenta, que se llevó a la niña de la mano hasta el cuarto de baño.
Mientras comían y la niña le contaba todo lo que le había sucedido en el colegía él no podía dejar de pensar en el e-mail y en los sentimientos que en él había despertado. ¡Qué necesidad tenía de estar con ella!
Se contentó con evocarla, deleitándose en su recuerdo. Trajo a su memoria sus ojos negros, su piel atezada y suave, sus labios carnosos que se tensaban en una sonrisa incitadora, y sintió deseo; un deseo irreprimible de besarla, de perderse en aquel cuerpo que nunca había tocado.
La niña, que jugaba distraída con la comida, tiró sin querer su vaso de zumo. De inmediato sus pensamientos se desconectaron de su fantasía trasportándole de vuelta a la silla, en el comedor. Sintió un vacío extraño al sentirse de nuevo prisionero de la realidad, y miedo cuando en los ojos de la asistenta advirtió una nota de censura, como si, por alguna razón incomprensible, hubiera podido leerle la mente.
Ahora que se fijaba en ella más detenidamente encontraba algo extraño en su forma de actuar, de mirarle, de aquella forma tan guerrera e insolente.
Y sin saber por qué se sintió profundamente inquieto.
Nunca habíale prestado atención a quien con tanto esmero cuidaba de él y su pequeña.Sintió una rara sensación,indefinida,pero inquietante a tal extremo que con un movimiento de su cabeza,trató de borrar todo lo que por ella pasaba.Como movido por una extraña
necesidad y con ligero paso se alejó del comedor,hacia su ordenador.
Natalia. Su simple nombre le producía un escalofrío en todo el cuerpo y como quien no tiene control de si mismo fue decidido a responder ese correo aunque bien a bien aún no sabía que iba a escribir. Con la mente en blanco, el corazón a tope y buscando una emoción dentro de la gran planicie que era su vida simplemente escribió:
"Natalia, mi inolvidable Natalia, no debes explicar algo que ahora ya no tiene importancia. Los dos actuamos como mejor creímos en ese momento pero ahora todo eso ya quedó atrás, hoy tu vida y la mía distan mucho de parecese a aquellos días de Universidad donde tu soñabas convertirte en una reconocida lingüista y yo en un gran matemático. Hoy ambos cumplimos nuestro sueño pero el precio ha sido muy alto pues tu vida y la mía se han alejado más de lo que me hubiera imaginado alguna vez. Yo me encuentro aún acá en Madrid trabajando en la misma Universidad, viviendo en el mismo apartamento y rodeado de casi la misma gente aunque lleno del único cariño que le da vida a mi vida: el de Brendita que ahora ya tiene ocho años y es una niña adorable. Ya no suele hacer esas rabietas que tanto te irritaban y desconcentraban cuando estabamos juntos y ya ha empezado a superar lo de su madre. Ahora lo ha entendido.
Pero, dime algo, tu firma indica que trabajas en un Instituto en la Ciudad de México ¡qué lejos se me figura eso!
Mientras, en un barrio periférico de México D.F, Natalia intentaba concentrarse en acabar de dar la clase; las impertinencias de los alumnos la habían sacado de quicio hacía un buen rato.
Por fin, la campana anunciadora y salvadora a la vez, sonó. Centró la mirada en la mesa y recogió sus libros. El aula estaba ya desierta, como desierto su corazón.
Casi sin despedirse de sus compañeros de Instituto cruzó la recepción del centro y salió a la calle, sin darse cuenta del aguacero que caía del cielo e inundaba la vía, cruzó la acera y se dirigió, como cada tarde, a la parada del autobús.
Diminuta, temerosa, calada hasta los huesos y con los libros en el regazo, se sentó y esperó.
Durante el trayecto, se sintió como una barca a la deriva en una marea humana. Iba de pie, y los empujones de la gente hacia un lado y otro, lejos de ponerla en guardia, la ensimismaron dejando mecer su cuerpo en cada curva del camino, y volar sus pensamientos hacia la lejanía; hacia donde se encontraba la parte de su corazón que hace tiempo le faltaba.
¿Habría abierto el correo que le envió? ¿Qué pensaría? Y lo más importante... ¿Qué decidiría?
Él la había encontrado con el corazón destrozado, con los sueños rotos.
Y él, solo él, había recogido todos los trozos de su corazón y había reconstruido sus sueños.
Ahora todo dependía de un correo. ¡De un correo de vuelta!
Llegar a casa y encender el ordenador.
Ir a bandeja de entrada y esperar que señale: "Tiene un correo nuevo".
¡Qué lento iba el autobus!
Sus pensamientos se agolpaban en su mente: "Me contestará, seguro que me contestará"...y a la siguiente curva en el camino... "No, quizá no me conteste, quizá me haya ido olvidando poco a poco, quizá ya no le interese tanto como antes". Tan absorta iba en sus pensamientos que casi no se da cuenta que había llegado a su destino. En pocos minutos sabría con certeza si él aún la recordaba...
Sobre todo por que se sentia indecisa...
era fuerte...
pero los últimos meses habían sido muy duros.
... podía recordar claramente sus encuentros, su piel calida, su contacto..sus abrazos, sus ganas.... tristes y breves ... en sus vidas.
..y recordaba..
... y sentia : "Abrazame esta noche"......una y otra vez en su cabeza... y en sus entrañas....
... pero lo que él quizas no supiera nunca, Juan, es que en sus entrañas llevaba la vida fruto de esa pasíon... de esos deseos, de esa realidad.
Llevaba una vida que tambien le pertenecía, a él...
...Antes de partir a Mexico Natalia no sabia que estaba embarazada, fue allí cuando los sintomas la había asaltado como dudas punzantes en su corazón ...
...y finalmente con las pruebas en las manos en aquella tarde lluviosa, descubrio que lo estaba..
.. ¿que iba a hacer...?
..¿y si el correo no llegaba???
... tendría que ser fuerte..
.. y dejar sobre todo que su corazón dejara de penar... de amor y de dolor.. con lagrimas... sentia ....
.. te quiero..
..."sos mi amor sincero..."
pero no sabia lo que hacer....
tenía miedo...
y si la habia olvidado... y si ese maldito y jodido correo no llegaba....
....ella moriria...
.....o no???
...bajó del autobus casi sin esperar a que se detuviera, la lluvia caia copiosamente, cuantas preguntas sin respuestas, se encontraba desorientada y aturdida...que haria por Dios que haria...
Entró en casa aturdida,queriendo serenar los miles de sentimientos encontrados.
Imponiéndose disciplina empleó más tiempo del habitual en ponerse cómoda,quitar los zapatos,preparase una taza de té mientras contemplaba de reojo el ordenador como si éste tuviese vida propia,capacidad de decidir si le daría un soplo de vida e ilusión o la dejaría en su soledad.
Por fin,se decidió,entró en su correo,como una colegiala se forzó a volver la vista hacia otro lado mientras se cargaba la página para volverla luego lentamente comprobando con emoción mal contenida,si tenía correo o no.
Una amarga desilusión se le dibujó en el alma al comprobar que la página se burlaba de sus ilusiones con un..."no tienes mensajes nuevos"
Mientras a miles de kilómetros, Sofía o Sofi ( como la llamaba la niña) se iba discretamente a la habitación.
Había llegado a España con todas las ilusiones puestas en un mundo mejor.
Se había preparado, aprendido el idioma mientras se sacaba el titulo de la carrera.
Y, todos los sueños se vinieron a bajo cuando llegó.
Despues de muchos meses, solo pudo aspirar a ser niñera.
Entre la frustación y la inmensa verguenza de haberse enamorado como una colegiala del padre de la niña, pasaba su patética vida.
Peor suerte habían corrido otras compatriotas pero...
Se detuvo en el pasillo, camino de su habitación.
El ordenador estaba encendido,la pantalla "dormida", solo un toque del ratón y se encendería.
Un grito en la noche.
Desperté sobresaltado pues no sabía que había ocurrido. De un salto me puse de pie. Corrí descalzo y con el corazón saliendome del pecho. Llegué a la habitación. Sofía ya estaba de rodillas acariciando la cara de Brendita. Tenía la voz aterciopelada, casi un susurro. Tarareaba una especie de nana que no acababa de comprender pero actuaba como un calmante pues Brendita volvía tener los ojos cerrados. No me había dado cuenta que la niñera ya era parte de la familia. "Quería a la niña tanto",como si fuera su propia hija.
Nos cruzamos las miradas. Tenía un azul intenso en sus ojos, su piel era como la de una muñeca de porcelana. Su camisón de seda le marcaba la silueta. Nos dimos las buenas noches sin decir ni una palabra.
No podía dormir...
Pero, a pesar de la evidencia plasmada por el camisón, él no sentía nada.
Claro, todo sería más fácil si él la amara aunque fuera un poquito ya que así no habría ningún problema para fabricarse una familia en pocos minutos y arreglarle la vida a Brendita.
Pero no, el rostro de Natalia era el que saltaba en su cabeza ininterrumpidamente.
Y como en la noche las emociones y sentimientos se exaltan, se levantó repentinamente de su cama, encendió el ordenador impulsivamente y finalmente le dió "Send" a ese borrador de mail que había escrito horas antes. Cuando vió que había sido enviado se sintió inmensamente felíz.
El no suponía que con 7 horas de diferencia entre México y España, Natalia se encontraba justo frente a su computadora cuando llegó el correo a su destino.
El corazón de Natalia dió un vuelco: ¡era él! y la felicidad incomparable que le produjo ese mensaje tan esperado, le dió la certeza de que Daniel era el amor de su vida y que ahora que se había establecido un sutil lazo entre los dos, no lo dejaría nunca más.
Daniel siempre fue su gran amor. Junto a el vivió los momentos más dulces de su vida, pero el destino quiso que un día Daniel conociese a Marina y un año más tarde Daniel se casaba con ella.
Natalia quedó destrozada y durante muchos años lloró amargamente hasta que un día, Daniel regreso y Natalia lo encontró en aquella mesa junto al mirador, en la misma cafetería donde tantos momentos hermosos había compartido con el años atrás.
A pesar de tanto dolor, Natalia no pudo evitar gritar su nombre y tras unos segundos que parecieran eternos ambos se fundieran en un abrazo interminable.
Durante horas Daniel y natalia hablaron y hablaron y ahí mismo fue donde Daniel le confesó que hacia unos meses Su esposa Marina perdiese la vida en un trágico accidente de trafico.
Daniel estaba allí por tema de trabajo y durante los días siguientes, aquel mirador fue testigo de mil de confesiones Por parte de ambos, confesiones que dieron oportunidad a que el corazón de Natalia volviese a latir como nunca antes lo había hecho.
Desde entonces, Natalia vivía con la esperanza de volver a reconquistar a Daniel y quizá en ese email estaba la respuesta que ella esperaba
-¡Ya estoy en casa!
Nadie contestó.
Vió la comida en un plato tapado para conservar su calor. Sin embargo, se sentó en su escritorio y encendió el ordenador. Había comenzado a escribir un verso...no hay nada más sensual que una copa de vino a media noche y un poema sin terminar...abrió el archivo, ante él las palabras, se detuvo un instante, le gustaba lo que sentía.
El rostro de Natalia se iluminó en su mente. No sabia si había dejado de quererla alguna vez. Si su matrimonio como Marina habría sido fruto de un impulso repentino. No se acordaba de la muchacha polaca que cuidaba a su hija, pese a que la tenia en la habitación contigua con su tez blanca y su camison casi transparente que, en todo caso, solamente servía para una noche de sexo, porque el amor estaba en Mexico D.>F.
Fue al ordenador puso la dirección de Natalia,y solo puso dos palabras:
Vienes o voy
Dio a la tecla de enviar y se acostó porque la diferencia horaria significaba que una respuesta u otra la tendría a la hora de despertarse
Ahí estaba, Daniel, delante de la agencia de viajes.
Quieto, inmovil.
¡¡Cuántas dudas!!
Si se iba a Mexico, su hija, Brendita, no resistiría otro cambio en su corta pero dura vida.
Traer a Natalia, significaría arruinarle su vida profesional.
Aqui acabaria como Sofía, su niñera. Una licenciada en Astrofísica que solo consiguio encontrar trabajo de niñera.
¿Qué futuro le podría dar?
¿Y YO?
¿Qué futuro quiero para mi?
Las preguntas le aturdían.
Miraba una y otra vez a la puerta de la Agencia de Viajes donde tendría que estar comprando un billete rumbo a Natalia.
Se sentó en un banco cercano, estaba mareado.
El email de Natalia era breve: "¡VEN, VEN! ¡¡TE AMO!!"
¡¡Qué dificil era todo!!
A Natalia la quería muchísimo pero no podía ser tan egoista. Su hija necesitaba todo su amor.
Se levanto, echo una última mirada a la Agencía de viajes.
Anduvo unos pasos, se volvío a sentar.
Daniel decidió quedarse, el amor por su hija era sin comparación alguna, mayor que el que sentía por Natalia.
Se levantó del banco donde se encontraba sentado, cabalgó entre la fragancia de los pinos bajo la sombra de los cuervos, nadó en ríos de cristalinas aguas y tomó el sol sobre la hierba. Sin embargo, se dio cuenta que todo era un sueño, algo le hacía soñar y no se percato al cruzar la calle, que un coche descontrolado se estaba subiendo a la acera, en ese instante una voz entrecortada dijo...
Lo han matado !!
Camino de algún lugar indescriptible...ahí estaba , en el camino de los sueños y en sus sueños el encuentro de los dos.
Una mirada de reojo, un suave roce en la piel y una sonrisa de la que afloran deseos escondidos.
Se acercan y agarrándose de la cintura bailan al són del deseo.
Crean su lenguaje sin palabras y se arrullan en los sentimientos perdidos en los no encontrados y...
Sin darse cuenta, dejó que la comida se enfriara, mientras escribía las últimas líneas de su novela. Entonces llegó ella y retomaron una conversación de la que hacía mucho tiempo que no hablaban. Al final, le dio la noticia que tanto había estado esperando: ¡por fin iba a ser papá!
Era solo su mente.
No sentia nada.
Solo su mente.
¿Quién era? ¿Era Daniel? ¿Era un escritor?
¿Dónde estaba?
No veía, no olía, no sentía.
Solo podía pensar.
¿Le habían atropellado? ¿Era un sueño de escritor? ¿Tenía hijos?
Natalia, Sofia ¿Eran reales?
¿Iba a ser padre?...
Solo le funcionaba la mente.
¡¡¡¿Por qué no podía abrir los ojos?!!!!
A lo lejos, escuchaba voces que sonaban nerviosas y preocupadas...
¿Era por él? ¿Era él quien estaba en esa fría habitación de hospital? No podía, ser...Nooo!!!Que alguien lo ayudara a subirse a ese avión, o al autobus a su casa, o ...o... Pero no allí, él no podía emprender ese viaje eterno. Él no podía dejar sola a su hija, él debía estar para siempre con ella.
Abrió los ojos y los movió hacia ambos lados de la habitación donde se encontraba. Notó el cuello rígido y le invadió la sensación de que no tenía cuerpo. Un ruido acompasado le indicó que al menos disponía del sentido del oído, y el olor a medicinas propio de un hospital, le confirmó que también tenía olfato. No sentía ningún dolor...
Despertó y no supo dónde estaba.
Focos sobre sus ojos, una luz intensa...batas verdes, batas blancas, un aluvión de voces entremezcladas y luego nada, eso era lo único que recordaba.
Se sentía dolorido, magullado, y muy débil. No sabía quién era, ni cómo había llegado hasta allí. La angustia como lluvia fina fué calando en su alma, primero fué inseguridad, indefensión, luego soledad, miedo a lo desconocido, el desasosiego y la inquietud se apoderaron de èl y atenazado por el pánico gritó:
- ¿Quién soy?
Se oyó lejano el sonido de un timbre.
- Enfermeras vengan por favor, ¡ha vuelto en sí! dijo con emoción alguien a su lado.
Habían pasado tres meses desde que ese carro lo atropelló, el coma profundo en el que estuvo inmerso lo había dejado vulnerable y con la memoria aturdida.
Pero esa voz diciendo "¡ha vuelto en si!" le sonaba sumamente familiar.
-¿Natalia?- dijo con voz titubiante -Natalia mi amor ¿dónde estamos? ¿y mis padres donde están?-.
Natalia se enteró del accidente de Daniel por un amigo común y eso fue el pretexto esperado para hacer el viaje a España inmediatamente.
La realidad era que la madre de Daniel había muerto hace ocho años y su padre la siguió un año después. En ese entonces lo único que la consoló fue el nacimiento de Brendita. Pero de eso ahora no se acordaba nada. Su memoria estaba aún en los años de la Universidad. Un mundo se le vendría encima, pero eso no importaba si estaba junto a su compañera de toda la vida: Natalia. Siempre había estado con ella y eso no tendría por que cambiar.
Sin embargo esas ideas de nombres raros e hijos repentinos eran lo que ahora estaba mal, eso no encajaba. Era parte del traumatismo del golpe.
-Natalia, ven, dame un abrazo por favor y no te separes más de aquí-.Daniel se desperto sobresaltado, un ruido seco habia cortado su sueño, el borrador de su novela yacia desparramado tirado en el piso, sintio el calor de un cuerpo a su lado , Sofia dormia placidamente......
Tinta Roja
Abril 2010
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Hola TR...
ResponderEliminarHa quedado preciosa la historia, nunca pensé que saldría tan bien, me ha encantado la iniciativa de nuestro amigo Angel Lago Villar.
Me gusta el final, ahora tengo que ponerle un final, lo pensaré y más adelante editaré el cuento..
Un besote de lindo domingo y feliz semana.
Una belleza,y con un suspenso magistral!!!!me encantó!!
ResponderEliminarAmbar...
ufff!amigo quedé agotada leyendo Pero ¡Valió la pena! felicitaciones a los autores,un abrazo
ResponderEliminarEnhorabuena a los autores, precioso e intrigante relato con un final excelente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Arwen
Pues quedó genia! es sorprendente como entre tantas manos ha salido una historia tan buena, será verdad aquello de que la unión hace la fuerza.
ResponderEliminarAbrazotes y buena semana.
El resultado ha sido buenísimo. El seguir una historia entre varios, es mucho más interesante, pues puede cambiar el viento de su destino varias veces, sin sospechar donde irá "la historia". Es un ejercicio fascinante, yo lo he intentado verbalmente, improvisando entre un grupo de amigos, aunque el resultado no es tan bueno, es un ejercicio increible de creatividad...
ResponderEliminar¡FELICIDADES!
TR!!!! excelente trabajo.
ResponderEliminarEs un maravilloso ejercicio, del cual salen obras tan buenas como ésta.Tiene de todo un poco, emoción, suspenso y un interesante final.
Felicitaciones a los autores!!!!!!!!!
Que se repita, lo estaré esperando.
Un abrazo.
Aurelia