sábado, 26 de junio de 2010

Eres importante para mi



Tal vez lo hayan leído, pero no esta demás recordarlo. Un querido amigo me lo envió por email,  y quiero compartir esta hermosa historia con ustedes. Tan solo cuatro palabras, pueden cambiar el sentido de la vida si nos atrevemos a decirlas.
Gracias Miguel.

Una profesora universitaria inició un nuevo proyecto entre sus alumnos. A cada uno les dio cuatro moños de color azul, todos con la leyenda “ERES IMPORTANTE PARA MI”, y les pidió que se pusieran uno. Cuando todos lo hicieron, les dijo que eso era lo que ella pensaba de ellos. Luego les explicó de que se trataba el experimento: Tenían que darle un moño a alguna persona que fuera importante para ellos, explicándoles el motivo y dándole los otros moños para que ellos hicieran lo mismo.
El resultado esperado era ver cuanto podía influir en las personas ese pequeño detalle. Todos salieron de esa clase charlando a quien darían sus listones. Algunos mencionaban a sus padres, a sus hermanos o a sus novios.

Pero entre aquellos estudiantes, había uno que estaba lejos de casa. Este muchacho había conseguido una beca para esa universidad y al estar lejos de su hogar, no podía darle ese moño a sus padres o sus hermanos. Pasó toda la noche pensando a quien daría ese listón. Al otro día muy temprano tuvo la
respuesta. Tenia un amigo, un joven ejecutivo que lo había orientado para elegir su carrera y muchas veces lo asesoraba cuando las cosas no iban tan
bien como él esperaba. ¡Esa era la solución!.
Saliendo de clases se dirigió al edificio donde su amigo trabajaba. En la recepción pidió verlo. A su amigo le extrañó, ya que el muchacho lo iba a ver después de que él salía de trabajar, por lo que pensó que algo malo estaba sucediendo.Cuando lo vio en la entrada, sintió alivio de que todo estuviera bien, pero a la vez  le extrañaba el motivo de su visita. El estudiante le explicó el   propósito de su visita y le entregó tres moños, le pidió que le pusiera uno y le dijo que “al estar lejos de casa, él era el más indicado para portarlo.
“El joven ejecutivo se sintió halagado, no recibía ese tipo de reconocimientos muy a menudo y prometió a su amigo que seguiría con el experimento y le informaría de los resultados. El joven ejecutivo regresó a
sus labores y casi a la hora de la salida, se le ocurrió una arriesgada idea: Le quería entregar los dos moños restantes a su jefe.
El jefe era una persona huraña y siempre muy atareada, por lo que tuvo que esperar que estuviera desocupado”. Cuando consiguió verlo, su jefe estaba inmerso en la lectura de los nuevos proyectos de su departamento, la Oficina estaba repleta de informes y papeles. El jefe solo gruñó “¿qué desea? “El
joven ejecutivo le explicó tímidamente el propósito de su visita y le mostró los dos moños. El jefe, asombrado, le preguntó: “¿Por qué cree usted que soy el mas indicado para tener ese moño?”. El joven ejecutivo le respondió que él lo admiraba por su capacidad y entusiasmo en los negocios, además que de
él había aprendido bastante y estaba orgulloso de estar bajo su mando. El jefe titubeó, pero recibió con agrado los dos moños, no muy a menudo se escuchan esas palabras con sinceridad estando en el puesto en el que el se encontraba. El joven ejecutivo se despidió cortésmente del jefe y, como ya era la hora de salida, se fue a su casa. El jefe, acostumbrado a estar en la oficina hasta altas horas, esta vez se fue temprano a su casa. En la solapa llevaba uno de los moños y el otro lo guardó en el bolsillo de su camisa. Se fue reflexionando. mientras manejaba rumbo a su casa. Su esposa se extrañó de verlo entrar temprano y
pensó que algo le había pasado. Cuando le preguntó si pasaba algo, él respondió que no pasaba nada, que ese día quería estar con su familia. La esposa se extrañó, ya que su esposo acostumbraba llegar de mal humor. El jefe preguntó “¿Dónde está nuestro hijo?” La esposa solo lo llamó, ya que estaba en el piso superior de la casa. El hijo bajó y el padre solo le dijo “acompáñame”, ante la mirada extrañada de la esposa y del hijo, ambos salieron de la casa. El jefe era un hombre que no acostumbraba gastar su
“valioso tiempo” en su familia muy a menudo.
Tanto el padre como el hijo se sentaron en el porche de la casa. El padre miró a su hijo, quien a su vez lo miraba extrañado. Le empezó a decir que sabia que no era un buen padre, que muchas veces, le perdió de aquellos momentos que sabia eran importantes. Le mencionó que había decidido cambiar, que quería pasar mas tiempo con ellos, ya que su madre y él eran lo más importante que tenia. Le mencionó lo de los moños y su joven ejecutivo. Le dijo que lo había pensado mucho, pero quería darle el último moño a él, ya
que era lo más importante, lo más sagrado, para él. Que el día que nació, que el más feliz de su vida y que estaba orgulloso de él. Todo esto mientras le prendía el moño que decía “Eres importante para mi”. El hijo,
con lágrimas en los ojos le dijo: “Papá, no se que decir, mañana pensaba
suicidarme, pensé que no te importaba. Te quiero papá, perdóname…” Ambos lloraron y se abrazaron, el experimento de la profesora dio resultado. Había logrado cambiar no una, sino varias vidas,
con solo expresar lo que sentía… Ese es el poder de uno…

18 comentarios:

  1. TR,esta historia es ya de varios años paseando por internet,pero da la causalidad que siempe llega en los momentos más importantes de uno o de toma de decisiones......entonces siempre uno deja de lado lo banal y dice"eres importante para mí".
    Gracias,espero estés muy bien....ando medio desaparecida pero,yo soy como el sol.....aunque no me vean "siempre estoy".
    Que tengas un hermoso fin de semana,saludos a la flia.....
    Ambar...

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  2. Hola Ambar , si es cierto que hace bastante tiempo que circula por internet , pero los buenos mensajes siempre hay que tenerlos presentes y sirve tenerlos presentes.
    Ya se que estas siempre no hace falta que lo digas.
    Un beso y buen fin de semana.

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  3. TR: valió la pena volver a leerlo amigo,un abrazo grande,grande!

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  4. Querido TR, si es conocida, pero gratificante el volver a leerla. No se si es casulidad, pero la he leido en un momento q me ha venido muy bien. O tal vez...las casualidades no existen, es causa efecto. Gracias por publicarla. Un fuerte abrazo. Uru.

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  5. Ya lo conocia, pero como tu bien dices es bueno tener los mensajes importantes presentes.
    Te he dejado un regalo en mi blog, si te gusta, todo tuyo
    Besos

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  6. Hola Uru, todo tiene un porqué, nada es casual, me alegra muchisimo que te haya servido.
    Un beso.

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  7. Gracias Cele por pasar, son mensajes que siempre hay que tener presentes.
    Voy por mi regalo.
    Un beso.

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  8. Ha circulado por el Web, pero nunca está demás recordarla.
    Abrazote

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  9. Pues mira, con lo que me gustan los cuentos y las historias, y este se me había escapado. Gracias por enseñarmelo. Es bonito y conmovedor, además de que hace reflexionar.
    Abrazo. Jabo

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  10. Lo he vuelto a leer letra por letra, porque es un correo muy positivo, siento como si yo mismo hubiera recibido el último moño.
    Un saludo.

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  11. Hola TR,
    Escritos sobre la importancia de decir cuanto nos importan a los seres que apreciamos había leído muchos,pero este hasta ahora no.
    Textos con este mensaje nunca sobraran.
    Un abrazo.

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  12. Cassiopeia, gracias por pasar.
    Un beso.

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  13. Jabo , un gusto tenerte en mi casa, siempre hay algo que nos falta leer o aprender, por suerte.
    Un abrazo.

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  14. Gracias Dean, es un buen mensaje que no hay que olvidar.
    Un abrazo.

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  15. Sagitaire17, habria que inundar el mundo dia a dia , para ver si se entiende que el amor al projimo es lo mas importante.
    Un abrazo.

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  16. Ha sido genial leerlo en tu blog. Con lo pesada que soy yo con los pps y que no haya tenido justamente tu correo para enviártelo a ti. =) Afortunadamente te llegó la historia, y la podemos leer otra vez los que la leímos ya y también a quien se le escapase.
    Un fuerte abrazo.

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  17. Hace mucho que leí esta historia por primera vez, TR, pero suele provocar siempre en mi la misma sensación. si acostumbráramos a decir lo bueno, con la misma diligencia que nuesras quejas, todo sería mucho mejor y distinto.

    Abrazos

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El dia que me toque partir lo hare con una sonrisa, satisfecho de haber vivido.